Por: Javier Surasky
j.surasky@cepei.org
Para comprender el valor de los cinco pilares de respuesta a la COVID-19 del Sistema de Naciones Unidas para el Desarrollo, es necesario primero enmarcarlos en la realidad de su surgimiento.
La COVID-19 es una crisis global con características que la hacen única. Es tal vez la primera que se manifiesta por fuera de la economía, alcanzando todos los países del mundo al mismo tiempo.
Además, junto al virus, presentó a los hogares la problemática de un mundo integrado, mostrando su lado más peligroso y demostró que el “efecto mariposa” no es una abstracción. Los niveles de integración y las facilidades de comunicación y movilidad mundiales de bienes y personas han resultado tanto en elementos básicos para buscar una respuesta coordinada frente a la pandemia como en causas que contribuyeron a su nacimiento y rápida expansión.
Como resultado, se verificaron cambios abruptos en las trayectorias de desarrollo sostenible en todos los niveles, desde lo local hasta lo global, y en todas las áreas: financiación del Desarrollo Sostenible, operación de cadenas de valor, producción y consumo, acceso a derechos, etc.
Más aún, las mismas personas involucradas en luchas sociales por el reconocimiento de su labor y en reclamo de salarios dignos antes de la pandemia, “fueron, repentina y notablemente, considerados como pertenecientes a profesiones vitales en salud, cuidado de ancianos, transporte público, educación, alimentación, aprovisionamiento y el sector de servicios» (Planning for a world beyond COVID-19: Five pillars for post-neoliberal development).
Teniendo en cuenta que nos ha empujado al mundo virtual, puede decirse que es la primera crisis global con carácter sincrónico y home-tailored.
La debilidad de las instituciones y la gobernanza internacionales (que estaban enfrentando un hoy silenciado ataque contra el multilateralismo), contribuyeron a agravar la situación. No obstante, y como siempre lo hace ante las situaciones más complejas, la Organización de las Naciones Unidas asumió su papel en enfrentar la nueva realidad con las limitadas herramientas, financiamiento y capacidades con las que cuenta.
Dos marcos estratégicos directamente relacionados con el desarrollo sostenible se destacan entre las primeras respuestas que llegaron desde la ONU: el llamado a reconstruir mejor (Build Back Better) y la identificación de cinco pilares de respuesta a la COVID-19 del Sistema de Naciones Unidas para el Desarrollo. Dedicaremos nuestra atención a estos últimos.
Los cinco pilares: construyendo una respuesta integrada a la COVID-19
La COVID-19 fue oficialmente calificada como pandemia por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de 2020. Inmediatamente, el Secretario General de las Naciones Unidas hizo un llamado a los Estados Miembro de la organización a adoptar un enfoque integral para hacerle frente, ubicando la contención en el centro de las respuestas.
En abril de 2020, se publicaba el Marco de la ONU para la respuesta socioeconómica inmediata ante el COVID-19, donde se incluyeron los cinco pilares sobre los que se apoyaría el accionar del Sistema de Naciones Unidas frente a la COVID-19.

Estos pilares fueron escogidos en base a una identificación que se hace en el mismo informe sobre poblaciones especialmente vulnerables ante los impactos de la COVID, y considerando la necesidad de operatividad existentes en las áreas identificadas como centrales por el Secretario General en el informe Responsabilidad compartida, solidaridad global: responder a los efectos socioeconómicos del COVID-19, publicado en marzo de 2020, tras haber sido declarada la pandemia.
Destacamos los siguientes elementos que dan forma a cada uno de los pilares:
Pilar 1
- La salud como prioridad: el apoyo a países para mantener los servicios de salud esenciales y sistemas que les brindan respaldo se convierte en prioridad de trabajo del Sistema ONU, que actuará mediante:
- El apoyo analítico en la orientación técnica para la toma de decisiones sobre políticas.
- Apoyo logístico y de provisión de suministros, incluyendo adquisiciones directas y distribución de suministros básicos para los servicios de salud.
- Identificación y acceso a poblaciones vulnerables.
Pilar 2
- Proteger a las personas: El Sistema ONU acompañará a los gobiernos en los procesos de adaptación, extensión de contenidos y ampliación de alcance en una serie de servicios:
- Sistemas de protección social resilientes y favorables a los pobres.
- Servicios esenciales de alimentación y nutrición.
- Continuidad y calidad de los servicios de provisión de agua y de saneamiento
- Continuidad del aprendizaje para los niños, niñas y adolescentes, preferiblemente en escuelas.
- Atención a la continuidad de los servicios sociales que brindan acceso a refugios para personas en riesgo, especialmente mujeres, niños, niñas y adolescentes.
- Apoyo a las víctimas de violencia de género.
Pilar 3
- Respuesta económica y recuperación: centrado en el cuidado social de pequeñas y medianas empresas y del trabajo decente: la recuperación económica requiere que hoy se proteja el empleo, se promueva el trabajo digno y se brinde cobertura a los activos, las unidades y las redes de producción existentes.
- Asesoramiento normativo y asistencia a programas país.
- Ampliación del programa de empleo intensivo.
- Apoyo a los jóvenes y a interlocutores sociales diversos en el desarrollo de emprendimientos e innovación social para enfrentar la COVID-19.
- Fomento de la “variable verde” en los paquetes de estímulo fiscal.
- Realización de evaluaciones socioeconómicas rápidas y sensibles al género, orientadas a tener diagnósticos del mercado laboral y del entorno empresarial basados en evidencia.
- Brindar asesoramiento sobre soluciones basadas en la naturaleza para el desarrollo.
- Inversiones para mejorar la productividad y las condiciones laborales en las empresas pequeñas y microempresas.
- Asistencia técnica a microempresas y pequeñas empresas de mujeres.
- Asistencia para la instauración y operación de sistemas de pago digitales.
- Ayuda para el comercio.
Pilar 4
- Respuesta macroeconómica y colaboración multilateral: sigue un enfoque de tres pasos sucesivos: 1) evaluación rápida de posibles efectos de la crisis para cuantificar los gastos de contención; 2) evaluación del margen fiscal disponible para aumentar el gasto; 3) análisis de las prioridades de política y las medidas de política disponibles, teniendo en cuenta las limitaciones de financiación y ejecución que enfrentan los gobiernos.
- Provisión de servicios de análisis, asesoramiento y asistencia técnica para el diseño de respuestas inmediatas a la crisis en el ámbito económico y financiero, para impulsar una recuperación sostenible.
- Asistencia técnica a los Estados para mejorar la evidencia que requiere la elaboración de políticas, incluyendo un refuerzo de las estadísticas y el análisis de datos.
- Asesoramiento en materia de control del gasto social y asignación presupuestaria basada en prioridades de desarrollo social y con equilibrio fiscal.
- Realización de evaluaciones de los efectos domésticos y de análisis de los efectos socioeconómicos de la crisis en contextos específicos.
Pilar 5
- Cohesión social y resiliencia comunitaria: las personas son quienes sufrirán directamente los impactos de la COVID-19 y son también el actor esencial para su contención y superación.
- Fomento del diálogo social y el consenso en la toma de decisiones clave relacionadas con la respuesta socioeconómica a la COVID-19.
- Crear resiliencia, fortalecer una participación real de los diferentes actores de la sociedad y perseguir una prestación igualitaria de servicios sociales dentro de cada sociedad.
- Brindar apoyo al fortalecimiento de la gobernanza, las libertades fundamentales y el estado de derecho.
Las acciones que se realicen bajo cada uno de estos cinco pilares deberán respetar cuatro principios fundamentales:
- Los costos de transacción deberán minimizarse tanto como sea posible, haciendo uso de recursos de gobernanza, capacidades y sistemas existentes.
- Las actuaciones deben ser flexibles y deben hacer uso de las modalidades operativas y de programación que en condiciones normales se reservan para las respuestas frente a situaciones de alto riesgo.
- Los riesgos asociados a las acciones deberán ser considerados, asumidos y gestionados mediante las herramientas correspondientes y acelerando el intercambio de información sobre medidas y prácticas exitosas y no exitosas entre todos los niveles involucrados en la respuesta a la pandemia.
- La coherencia de políticas y las acciones deben ser una constante, incluso promoviendo el trabajo compartido entre actores y sectores institucionales bajo marcos comunes de actuación.
Los cinco pilares no solo son interdependientes, sino que ponerlos en acción requerirá de reasignaciones de recursos financieros y humanos, de seguimiento y evaluación permanentes, y del pleno aprovechamiento de los datos. Todo ello, bajo un fuerte compromiso político de quienes lideran cada uno de los niveles en que se debe actuar, desde el subnacional hasta el global.
Desarrollos posteriores de los cinco pilares
La publicación de los cinco pilares de respuesta a la COVID-19 del Sistema de Naciones Unidas para el Desarrollo, fue el inicio de un proceso de búsqueda para contener la pandemia de manera eficiente, atajar sus impactos, y sentar las bases para proconstruir en durante la pos-COVID-19. Entre los desarrollos posteriores relacionados con los cinco pilares, podemos destacar la identificación por parte del PNUD de dos áreas de gestión transversal: crecimiento verde y equidad de género.

Además, el Secretario General de las Naciones Unidas produjo una serie de análisis temáticos y/o regionales entre los que se encuentra el informe “Respuesta integral de las Naciones Unidas a la COVID-19: salvar vidas, proteger a las sociedades, recuperarse mejor”, publicado en junio de 2020, con una actualización en septiembre del mismo año.
En dicho trabajo, se presenta el panorama general de la respuesta a la COVID 19, sus efectos del sistema ONU y posibles rutas que permitan una mejor reacción frente a crisis futuras. Al mismo tiempo, se concreta un llamado a la acción basado en tres puntos críticos.
- La respuesta de salud: controlar el virus, apoyar el desarrollo de una vacuna, diagnosticar, tratar y fortalecer la preparación.
- Salvaguardar vidas y medios de vida: abordar los devastadores aspectos socioeconómicos, humanitarios y de derechos humanos de la crisis.
- Un mundo mejor en el pos-COVID-19: un proceso de recuperación que integre los planes de recuperación con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
El lema bajo el cual se ordenan los esfuerzos es “Estamos unidos y unidas en esto”, y es la base de las convocatorias realizadas por el Secretario General a un cese del fuego mundial, por el pleno respeto de los Derechos Humanos en las medidas de respuesta a la pandemia y en el lanzamiento de la iniciativa “Verified” para responder a la infoxicación generada en el contexto de la pandemia.
Se han abierto diferentes espacios para la generación de datos de calidad para informar la respuesta a la COVID y los planes de recuperación adoptados por los Estados, así como diferentes fondos para captar los recursos necesarios para hacer frente a la pandemia.
Entre los fondos, subrayamos el establecimiento del Fondo Fiduciario Multilateral de Respuesta y Recuperación de las Naciones Unidas (MPTF, por sus siglas en inglés), que en alianza con Cepei, con el apoyo de Tableau y el acompañamiento de múltiples aliados globales, han creado el COVID-19 Data and Innovation Centre.