Las respuestas de emergencia y los planes de recuperación pos-COVID-19

junio 18, 2021

Javier Surasky 
Oficial de Programas Gobernanza y Financiamiento para el Desarrollo Sostenible 
j.sursky@cepei.org


La irrupción de la COVID-19 y sus efectos en la vida internacional han obligado a todos los actores de las relaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales, a modificar prioridades y marcos de trabajo. Dos agendas fueron lanzadas en paralelo para crear respuestas a las nuevas demandas surgidas de la crisis:

  1. La agenda de la urgencia (no propagación y contención social), centrada en hacer frente a las consecuencias socioeconómicas de la pandemia y en contener su expansión.
  2. La agenda del mediano plazo (recuperación), pensada para ordenar las sociedades pos-COVID. 

Una tercera agenda de promoción del desarrollo sostenible comenzó a dar marco a estas dos, y acabó expresándose en el llamado del Secretario General de la ONU para “Reconstruir Mejor” (Build Back Better), que luego pasó a “Proconstruir” (Build Forward Better)

Seguimos en medio de la pandemia. Y, en consecuencia, debemos evitar hablar de pos-COVID-19 en tiempo presente.

Sin embargo, pensar el mundo de la pospandemia sigue siendo una tarea urgente. Conocer las causas que nos empujaron a la situación actual para evitar su repetición, tener un mapa completo y apoyado en evidencia para evitar falsos pesimismos y optimismos, y comenzar a planificar el futuro desde ahora es necesario para no quedar a merced de los contextos.

Con las agendas de respuesta activas en todos los rincones del mundo, crecen los debates sobre la planificación de la recuperación. Para comprender dónde nos encontramos y hacia dónde nos estamos dirigiendo, debemos examinar las dos agendas existentes, sin perder el marco mayor de un desarrollo sostenible para todas y todos, un proyecto global acordado en 2015 y más vigente que antes.

La agenda de la urgencia: primeras respuestas a la pandemia

Uno de los mayores problemas para hacer frente a la pandemia quedó expuesto de forma inmediata con su aparición: la débil gobernanza internacional y la fragilidad en que se encuentra el multilateralismo afectaron la posibilidad de construir medidas rápidas y eficaces de respuesta a la COVID-19.

Esa incapacidad de reacción coordinada a nivel global (e incluso regional), llevó de forma natural a que las estrategias de contención y acción inmediata frente al virus tuvieran bases nacionales, aún cuando tuvieran repercusiones internacionales.

La restricción de movimientos y la imposición de cuarentenas fue una de esas medidas. Establecidas a nivel nacional o subnacional por casi todos los países del mundo, su duración e intensidad varió considerablemente entre países y se dio sin coordinación siquiera entre Estados vecinos.

Las principales medidas tomadas por los Estados pueden resumirse en cuatro grandes grupos

Orientadas al cuidado de la salud

Orientadas a la protección de grupos vulnerables

Predominante sociales

Predominante económicas

No se han identificado medidas predominantemente ambientales, lo que puede entenderse en el marco de acciones de emergencia, pero señala una tendencia a la desviación en contra de la variable ambiental del desarrollo sostenible.

Las Naciones Unidas, por su parte, establecieron su esquema de acción frente a la emergencia en una estrategia basada en cinco pilares

Necesarias, todas esas medidas implican un coste público que los países están en condiciones diferentes de afrontar, y cuyas consecuencias se harán visibles en el futuro inmediato, sin que hasta el momento se haya avanzado en establecer un sistema internacional de respuesta frente a este problema concreto.

La agenda de la recuperación: el mundo en el pos-COVID-19

Como señalamos, responder a la urgencia no hace menos necesario comenzar a pensar en la recuperación pospandemia desde ahora.

Un paso importante en esta dirección se dio con el llamado del Secretario General de la ONU a Reconstruir Mejor (Build Back Better), que apropiado por diferentes actores se ha ido convirtiendo en Proconstruir Mejor (Build Forward Better), y que en Cepei mencionamos simplemente como proconstruir

A partir de lo que provee esta estrategia general, tenemos que: 

Por su parte, la Unión Europea estableció un plan de recuperación para Europa, complementario de lo que pudiera hacer cada país en particular. 

De esos y otros documentos internacionales y nacionales orientados a la recuperación, podemos extraer una serie de elementos principales a considerar en el diseño e implementación de las estrategias de proconstrucción pos-COVID-19:

  • La crisis de la COVID-19 ha abierto la oportunidad para introducir cambios sociales en esquemas antes sólidamente anquilosados.
  • Proconstruir implica alinear los esfuerzos de recuperación con la Agenda 2030 y sus ODS, es decir, con el desarrollo sostenible.
  • Un primer momento de retroceso de los ODS es inevitable, la respuesta debe orientarse a que sea tan breve como sea posible.
  • Los procesos de proconstrucción deben ser participativos, abiertos y transparentes. Asegurar la participación de la mayor pluralidad de voces sociales es fundamental, particularmente la de las mujeres y de los y las jóvenes.
  • La definición de prioridades y acciones implicará fuertes trade-offs entre áreas. Establecer mecanismos para su consideración y resolución debe ser parte de la proconstrucción.
  • Proconstruir implica al mismo tiempo brindar respuestas a las sociedades en el mundo pos-COVID y generar mecanismos para que crisis como la que vivimos no se repitan o puedan ser mejor gestionadas en caso de ocurrir. Dos elementos centrales a tal fin son: un multilateralismo más fuerte que resulte en una gobernanza global más eficaz y una mayor atención a las consecuencias del daño ambiental sobre las sociedades humanas.
  • No basta con las respuestas basadas en las acciones tradicionales, se requiere un cambio de paradigma y generar un nuevo tipo de herramientas de acción social que nos acerquen a economías más verdes, a un crecimiento económico alineado a la lucha contra el cambio climático, al desarrollo de nuevas habilidades humanas, a la innovación y al cierre de brechas de inequidad.
  • La pandemia deja lecciones por aprender y buenas prácticas de acción social. Ambas deben ser sistematizadas y compartidas.
  • El acceso a recursos financieros, humanos y técnicos será restringido. Los apoyos internacionales a la superación de los efectos de la COVID-19 serán esenciales y deben ser suficientes y predictibles en el tiempo.
  • El acceso a datos fiables, oportunos y suficientemente desagregados como herramienta de planificación y seguimiento de las políticas de proconstrucción marcará en gran medida la eficacia de los procesos. Actualmente las brechas en esta materia son enormes y no se puede dar respuesta a las mismas sin apoyo internacional ni sin recurrir a fuentes no tradicionales de datos.

El COVID-19 Data and Innovation Centre se suma a los esfuerzos por generar los conocimiento y datos necesarios para la reconstrucción. Tomando como referencia los cinco pilares de la estrategia de las Naciones Unidas y los elementos que van surgiendo de los planes sectoriales y nacionales de recuperación, el Centro continuará facilitando el acceso a datos e información, promoviendo análisis y apoyando a los actores involucrados en los diferentes procesos de proconstrucción del mundo pos-COVID-19.

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