Por: Javier Surasky
j.surasky@cepei.org
El pasado cercano: la amenaza pandémica
El 1 de enero de 2020, China comunicó oficialmente a la Organización Mundial de la Salud (OMS) la existencia de un brote epidémico producido por un nuevo virus y ya era tarde para lamentarse. Al poco tiempo, la enfermedad fue declarada una pandemia y arreciaron las críticas hacia el manejo de la situación por parte del gobierno de Beijing y la propia OMS. Sin embargo, iniciar la historia de la COVID-19 en enero de 2020, es inútil, ya que la realidad es que la COVID-19 se pudo prever y podemos superarla.
Si el pasado puede ser útil para comprender dónde nos encontramos y hacia dónde debemos dirigirnos como sociedad global, es preciso hacerlo visible como parte de la estrategia por dejar atrás la situación en que nos encontramos hoy.
Los medios de comunicación identificaron rápidamente su propio “gurú” de la pandemia. Basándose en una Charla TED de 2014, señalaron a Bill Gates como la persona que había alertado del riesgo de una enfermedad viral peligrosa que alcanzara proporciones mundiales. Sin quitarle mérito alguno al Sr. Gates, lejos estuvo de ser el único, o siquiera el primero, en prender las luces de alerta: en 2001 Stephen Hawking afirmaba a través de las páginas de The Daily Telegraph del Reino Unido, la posibilidad de que “la raza humana sea aniquilada por un virus apocalíptico antes de que termine el Milenio.” [Interview: “Colonies in space may be only hope, says Hawking”, The Daily Telegraph, 16 October 2001].

Y no fueron únicamente personalidades de la ciencia y la tecnología quienes hicieron estas afirmaciones: en 2009, The Economist publicó el tema en la tapa de su edición de mayo, preguntándose qué tan asustados deberíamos estar frente a la amenaza de una pandemia. La respuesta fue muy concreta: “es mortalmente serio”.
Fuera de los medios de comunicación masiva, quedaban muchas otras advertencias. Quizás sea más relevante saber cuál fue la última antes de actual la catástrofe global: la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación, un órgano independiente de vigilancia y promoción de la salud de la OMS, presentó en septiembre de 2019 su Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias, donde advirtió que el riesgo de una pandemia era real y que el mundo no estaba preparado para hacerle frente.
Si la pandemia pudo ser prevista, entonces sus causas están al menos parcialmente identificadas, lo que abre una ventana de oportunidad para encontrar las vías para superarla y evitar la repetición de situaciones similares. Para ello, debemos aprender de los errores cometidos.
El presente: aprender para superar la pandemia
Si bien habrá que pagar el precio por las promesas incumplidas en el pasado en materia de prevención y cuidado de la salud global, transparencia, Desarrollo Sostenible, aplicación del derecho internacional, gobernanza y financiamiento del desarrollo sostenible -por solo nombrar algunas- aprender de los errores es parte esencial del proceso de superación de la pandemia, para después aprender de sus consecuencias negativas.
Si bien, hablar de pos-COVID-19 se ha convertido en un tema recurrente, lo cierto es que aún no hemos llegado a ese “pos” ni sabemos cómo será. Sin embargo, sí conocemos qué caminos nos han llevado al fracaso y cuáles podrían conducirnos hacia soluciones.
- La velocidad de progresos en la realización de la Década para la Acción y el logro de Resultados, convocada antes de que la pandemia fuera una realidad y centrada en acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, será esencial, ya que los problemas de raíz que permitieron el surgimiento de la pandemia pueden ser enfrentados.
- La idea “Reconstruir Mejor” aprovecha las lecciones aprendidas y oportunidades abiertas por la crisis de la COVID-19. Para ello, puede ser oportuno revisar el informe “Key propositions for building back better: lessons learned from tsunami recovery”, publicado en 2006 por Bill Clinton en su carácter de Enviado Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Recuperación pos-tsunami”
- Reconstruir Mejor se va transformando lentamente en “Proconstruir Mejor”, una idea que señala con claridad la necedad de pretender volver a las prácticas que llevaron a la pandemia, y la necesidad de apoyar las bases de lo que vendrá en prácticas económicas, sociales y ambientales sostenibles que puedan convertirse, además, en motores de recuperación.

- A pesar de los enormes obstáculos generados por el egoísmo y la falta de visión de futuro de algunos líderes, la iniciativa COVAX de distribución de vacunas muestra claramente la posibilidad de promover un trabajo multiactores basado las nuevas oportunidades de gestión de la producción que posibilita la tecnología existente. No se conseguirá con ello superar o reducir desigualdades estructurales, pero es un buen primer paso para trabajar en el marco de la emergencia sanitaria que podría ser igualmente útil para consolidar modelos futuros de gestión de bienes públicos internacionales, basada en la solidaridad y las diferentes capacidades de cada una de las partes involucradas.
- Datos, datos y más datos. No se trata de sepultarse en información, sino de actuar inteligentemente, creando sinergias y aprovechando todas las oportunidades en un marco de crisis, con restricciones financieras y tiempos de respuesta limitados. Se necesitan datos oportunos, de calidad, desagregados y públicos que permitan contar con planes de recuperación basados en evidencia, sistematizar y compartir buenas prácticas, identificar sinergias posibles entre políticas y escoger prioridades para la acción, basados en información.
El futuro: aprender para superar la pandemia
Hablar del mundo pos-COVID-19 es todavía, en alguna medida, hacer ciencia ficción o futurología. No obstante, demostramos aquí que la COVID-19 se pudo prever y que podemos superarla.
El mundo pos-COVID no está construido: está por hacerse. Las decisiones y acciones que se toman hoy le darán su forma. En otras palabras, no podemos esperar a que llegue la hora del pos-COVID para construir sociedades sostenibles, que serán la mejor garantía de no repetición que podemos ofrecer a las generaciones futuras, y con quienes hemos asumido formalmente un compromiso en la Agenda 2030.
Enfrentar la urgencia no debería llevar a descuidar el mediano y largo plazo: quien solo mira el próximo paso, pierde la visión del horizonte. Se hace entonces necesario combinar la agenda de forma urgente con la agenda de proconstrucción del futuro. Los planes de recuperación de la pandemia que elaboran hoy los gobiernos son la pieza que une el desarrollo sostenible y sus agendas globales y la década de acción para el logro de resultados y las respuestas a los impactos de la COVID-19.Una mirada orientada por los cada vez más relevantes principios de la Agenda 2030 como “no dejar a nadie atrás”, universalidad, interdependencia, base en derechos humanos, trabajo multiactores y diseño de políticas bajo enfoques integrados del Desarrollo Sostenible debe completarse con mayor solidaridad internacional, pero también con un uso eficiente de datos de calidad que sustenten la toma de decisiones. Para contribuir a ello es que se ha establecido el COVID-19 Data and Innovation Centre.
