¿Qué nos dice el COVID-19 sobre el desarrollo sostenible y la Agenda 2030?

marzo 11, 2020

JAVIER SURASKY
Cepei
j.surasky@cepei.org

11 de marzo de 2020 


En estos días hay quienes tenemos la sensación de haber sido lanzados a una novela de ciencia ficción distópica. Y, sin embargo, la ya oficialmente pandemia del Coronavirus (para ser más específicos COVID-19) es real.

Aún con la dificultad que implica abordar un tema sensible que cambia día a día, creemos que existen elementos suficientes para sacar algunas conclusiones sobre lo que el COVID-19 nos dice en términos de desarrollo sostenible y de la implementación de la Agenda 2030. Se trata de unas primeras ideas que merecen mayor detalle, pero que pueden ser traducidas en mensajes suficientemente claros. Con esas premisas en mente, compartimos aquí nuestras reflexiones:

1. El avance del COVID-19, y la necesidad de su contención, ha mostrado que cuando existe conciencia suficiente sobre riesgos, la actividad económica puede pasar a un segundo plano. Decisiones como las de China e Italia de imponer restricciones al movimiento de las personas en áreas que son centros industriales para contener el avance de la pandemia son ejemplo de cómo en los trade-offs entre economía, sociedad y ambiente —tensiones propias del concepto de desarrollo sostenible, que exige el progreso balanceado entre estas—, no necesariamente se debe priorizar la dimensión económica. El nivel de riesgo, daño potencial y la percepción de la urgencia por hacerles frente parecen ser los elementos fundamentales que permitiría poner en debate la preeminencia de la variable económica en la toma de decisiones con efectos cruzados en lo social y ambiental.

2. La labor de los medios masivos de comunicación y las redes sociales ha mostrado ser un elemento de gran potencia para crear conciencia. Por ello, aprovechar el papel de los comunicadores y periodistas para que se apropien de las consecuencias que acarrea seguir por vías de desarrollo insostenibles, en la divulgación y creación de conciencia en torno a la Agenda 2030 y en llevar sus contenidos y problemáticas a la ciudadanía, sigue siendo una asignatura pendiente y que debe recibir la debida importancia frente a la Década para la Acción y el logro de Resultados para el Desarrollo Sostenible que ha lanzado la Organización de las Naciones Unidas a inicios de 2020.

3. Al día en que se escriben estas líneas (11 de marzo de 2020), los 20 países con mayor número de casos de Coronavirus son China, Italia, Irán, Corea del Sur, España, Alemania, Francia, Estados Unidos, Suiza, Japón, Noruega, Países Bajos, Suecia, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Qatar, Austria, Bahréin y Singapur. De ellos 18 pertenecen al grupo de países de renta alta, y 14 son miembros del Comité de Asistencia al Desarrollo de la OCDE. A nivel mundial el número de casos de COVID-19 asciende a 124.910, con 4.585 personas muertas y 67.050 que han superado la enfermedad (ver datos actualizados aquí). No hay dudas de que se trata de una verdadera tragedia, pero en el límite de nuestro ejercicio podemos preguntarnos por la atención que reciben otras “causas de muerte” como los femicidios (según ONU Mujeres solo en 2017 fueron asesinadas en el mundo 87.000 mujeres solo por serlo, lo que equivale a casi 240 por día) o la contaminación del aire (cuarta causa de mortalidad mundial según la OMS, produce alrededor de 4.2 millones de muertes prematuras), por citar solamente algunos ejemplos. La publicidad que reciben las muertes por COVID-19 y el hecho de que nadie esté seguro frente a este podrían ser dos elementos que expliquen la visibilidad de unos datos frente al silencio respecto de otros. Tomando la Agenda 2030 y su narrativa, ¿no deberíamos preguntarnos quiénes y por qué están siendo dejados atrás? Queda claro que un PIB per cápita alto no es útil para protegerse de problemas globales, y que “no dejar a nadie atrás” es un principio que actúa también en beneficio de los más poderosos.

4. Las fronteras nacionales son inútiles barreras frente a ciertas problemáticas que requieren acción más allá del Estado. Aun quienes atacan al multilateralismo ven fracasar los intentos de soluciones “patrióticas” en un mundo interconectado. No obstante, las herramientas con que cuentan los Estados no pueden ni deben ser infravaloradas. Para enfrentar problemas como la pandemia del COVID-19 o los que implican lograr los ODS bajo su principio de universalidad, se requiere un multilateralismo fuerte y Estados fuertes comprometidos con crear condiciones que permitan avances para el conjunto de los involucrados.

5. Hay quienes se preguntan por la incidencia comparativamente más baja del COVID-19 en regiones como África y América Latina y el Caribe, pregunta que puede ser reformulada en otros términos: ¿es real la baja incidencia comparativa del COVID-19 en países de esas regiones o es que sus sistemas de salud y estadísticas no los están identificando/registrando debido a sus falencias de capacidades para generar, gerenciar e informar datos? Los “vacíos” en datos no son ausencias de problemas, sino su agravamiento por falta de identificación oportuna (fundamental en el caso del Coronavirus). La cooperación internacional dirigida a apoyar el fortalecimiento de sistemas estadísticos y la producción de datos necesarios para implementar políticas informadas ha sido sistemáticamente insuficiente a pesar de repetirse en los discursos. Sin datos no hay información, y sin información la capacidad de respuesta frente a desafíos globales como la pandemia de Coronavirus -pero también los que resultan de implementar y dar seguimiento a la Agenda 2030-, queda “herida de muerte”.


Frente al inicio de una Década para la Acción y el logro de Resultados para el desarrollo sostenible que nos acerque al logro de los ODS, la pandemia del COVID-19 puede dejarnos lecciones esenciales: el COVID-19 no solo contagia, también irrumpe y denuncia. ¿Seremos capaces de escuchar y entender el mensaje?



En la Región de las Américas, 9 países notificaron por 1era vez casos de COVID-19: Antigua y Barbuda (1), Curazao (1), Guatemala (1), Santa Lucía (1), Venezuela (2), Guadalupe (1), Puerto Rico (3), Uruguay (3) y Surinam (1).

De los 25 países/territorios que reportaron casos en la región, 23 de ellos reportaron 557 casos adicionales, la mayor cantidad fue atribuible a los Estados Unidos”.

Organización Panamericana de la Salud, 14 de marzo de 2020

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