
Javier Surasky
Oficial de Programas Gobernanza y Financiamiento para el Desarrollo Sostenible
j.surasky@cepei.org
Vivimos en la era de lo local. De acuerdo con UN Habitat más del 55% de la población mundial habita en ciudades, porcentaje que aumentará hasta cerca del 60% para 2030 y el 70% para el año 2050.
La ocupación de tierras con fines urbanísticos crece más rápido que la población, mientras las desigualdades se hacen extremas en su interior, su aporte a la contaminación crece, la gestión de residuos urbanos se vuelve más compleja, la provisión de infraestructura sostenible más urgente.
Aunque, en términos generales, la Agenda 2030 propone una actuación de triple nivel (global, regional y nacional), la consideración de las ciudades aparece dentro de los ODS, particularmente en el objetivo 11 sobre “ciudades y comunidades sostenibles” y sus 10 metas, entre las cuales se encuentra la meta 11.b, cuyo cumplimiento, acordado para finales de 2020, mostró niveles de mejora, pero no los suficientes o esperados para su logro.
La adopción de la Nueva Agenda Urbana por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Vivienda y el Desarrollo Urbano Sostenible (Hábitat III), celebrada en Ecuador en octubre de 2016, puede verse como un complemento de la Agenda 2030 centrado en la problemática propia de las ciudades.
Una combinación entre compromisos surgidos de la Agenda 2030, la Nueva Agenda Urbana, la vitalidad de las ciudades y la decisión de algunos gobiernos locales de marcar diferencias respecto de posiciones adoptadas en el escenario internacional por los gobiernos centrales de sus países llevaron al nacimiento de uno de los elementos más innovadores surgidos en el proceso de seguimiento e implementación de los ODS: los Informes Locales Voluntarios (VLRs, por sus siglas en inglés).
Se trata de reportes de progreso en la implementación de los ODS a nivel local, algunos de los cuales incluyen buenas prácticas, comparten lecciones, señalan desafíos específicos de la localidad informante. Lejos de competir con los Informes Nacionales Voluntarios, los enriquecen con nuevos datos desagregados y mostrando la diversidad que queda necesariamente opacada al considerar la escala nacional. En este sentido, los Informes Locales Voluntarios son un cambio de escala de la mirada sobre los ODS.
No incluidos en el esquema de seguimiento y examen previsto en la Agenda 2030, estos informes se apropian del compromiso de rendición de cuentas y transparencia allí establecido y lo proyectan localmente, presentan obstáculos específicos, aumentan la visibilidad del rol y esfuerzo de las ciudades y regiones por promover el Desarrollo Sostenible y hacen visible la innovación que se produce en su interior.
Si bien desde 2016 encontramos los primeros reportes locales asociados a la Agenda 2030, como los de la Comunidad Valenciana y la región del Rin-Westfalia, los VLRs nacieron formalmente con los reportes presentados en 2018 por Nueva York, Shimokawa, Toyama y Kitakyshu.
Hoy la cuenta de reportes de ciudades y regiones nacionales supera las 100 presentaciones y abarca todos los continentes. Solo en América Latina y el Caribe contamos con 25 VLRs presentados (puede acceder a ellos en la página web del Cepei), entre ellos cuatro segundos y un tercer VLR. A eso se suma el compromiso de publicar informes en 2022 de parte de Bogotá, Medellín, Manizales y Bucaramanga.
VLRs de América Latina y el Caribe presentados a abril de 2021 y comprometidos para 2022

Los VLRs no han encontrado aún el espacio que merecen en el Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas (HLPF, por sus siglas en inglés), donde se realiza el seguimiento de avances hacia los ODS a nivel global, ni en los foros regionales de desarrollo sostenible. Aunque los informes locales no se publican en el sitio web oficial del HLPF —algo que debe cambiar y solo depende de la voluntad de los Estados Miembros de la ONU—, el foro de 2021 les dedicó una sesión oficial por primera vez.
Es de esperar que pronto estos informes locales ocupen un lugar aún más destacado en el seguimiento y examen de los ODS dada la creciente atención internacional sobre ellos y su continua mejora técnica, que ha llevado incluso a algunos a plantear la necesidad de un distinción conceptual entre VLRs, realizados por ciudades, e Informes Subnacionales Voluntarios (VSR, por sus siglas en inglés), que integran toda otra escala que supere a la ciudad pero no exceda la nacional: regiones y subregiones, comunidades, provincias, cantones, etc. No veo la necesidad de esa división, por el contrario, creo que podría quitar visibilidad a su creciente flujo.
Hoy los VLRs se han convertido no solo en documentos útiles para un seguimiento detallado de la Agenda 2030 y observar la enorme diversidad de estrategias en marcha, sino que están trayendo al debate el valor de lo particular dentro de lo general, de la diversidad cultural como facilitadora del avance hacia los ODS, de los aportes de los saberes locales en diálogo con los conocimientos científicos.
Para las ciudades y regiones subnacionales se abre una ventana de posicionamiento internacional, transparencia, rendición de cuentas y para enseñar públicamente su compromiso con sociedades más justas, más amigables con el ambiente y prósperas.
Una nueva oportunidad se ha abierto para fortalecer el logro de los ODS. Todos deberíamos celebrarlo y apoyar el proceso en marcha. A fin de cuentas, la experiencia de las personas en el disfrute de los progresos del desarrollo sostenible será siempre, ante todo, local.