El G77+China, una llave para abrir la reforma del multilateralismo

noviembre 16, 2023
Javier Surasky
Director de investigación
j.surasky@cepei.org

Detrás de las múltiples crisis que afectan al mundo aparece un elemento común: la falta de herramientas del multilateralismo, con las Naciones Unidas en su centro, para hacerles frente de manera eficaz.

Un nuevo intento por repensar “la ONU que necesitamos” se inició con la adopción de la Declaración Política adoptada en 2020 como resultado de la reunión de conmemoración de su 75 aniversario, seguida del informe del secretario general Nuestra Agenda Común en 2021, y terminará en 2024 con la reunión de la Cumbre del Futuro.

Al pensar en la reforma de la ONU se suele poner el foco en las posiciones de los países más poderosos. Aunque no faltan razones para ello, descuidar el espacio que ocupa el G77+China, que congrega a 143 países en desarrollo o casi el 70% de los Estados miembros de la ONU, sería un grave error que podría derivar en una errónea consideración sobre lo deseable, lo posible y las fuerzas que darán forma al debate.

Elaboración propia

La expresión “G77” se debe a la cantidad de miembros originales del grupo, y el agregado de “+China” a que ese país participa en los trabajos y encuentros del grupo y aporta financiamiento, pero no se considera miembro formal de este.

Se creó en 1964 a través de la “Declaración Conjunta de los 77 países en vías de desarrollo” adoptada en el marco de la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y con la con la guerra fría y la descolonización como fondo, y estableció su primer esquema de gobernanza en su primera reunión, realizada en 1967 en Argelia.

Hoy, el G77+China trabaja a través de cinco “capítulos” (chapters) ubicados en Ginebra, Nairobi, París, Roma y Viena a los que se suma el “Grupo de los 24”, con sede en Washington, que busca coordinar las posiciones de los miembros del G77+China ante instituciones financieras internacionales.

El órgano principal del G77+China es la Cumbre del Sur, que ha tenido solo dos reuniones: La Habana (2000) y Doha (2005). La tercera cumbre, a realizarse en Uganda, tendrá lugar en Kampala en enero de 2024 tras ser postergada debido a la pandemia de Covid-19. Dado lo irregular de sus encuentros, las líneas políticas del grupo se acuerdan en reuniones anuales de ministros de relaciones exteriores que tienen lugar antes del comienzo de cada período ordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU).

El G77+China también se reúne a nivel ministerial por sectores para tratar temas específicos. En términos operativos, al frente del grupo se encuentra su presidencia, ejercida por un año de forma rotativa por países que representan a las regiones de América Latina y el Caribe, África, y Asia-Pacífico. Cada capítulo cuenta con su presidente, que es del mismo país que ejerce la presidencia del grupo. En 2023 Cuba presidió al grupo y en 2024 la sucederá Uganda.

La diversidad de situaciones nacionales de los países que conforman el G77+China hace que pueda cuestionarse su capacidad para articular posiciones conjuntas. Para comenzar, el proceso de toma de decisiones dentro del grupo es poco transparente y suele ocurrir a puertas cerradas, donde el país a cargo de la presidencia ocupa un rol destacado como facilitador/mediador entre posiciones internas contrapuestas. La fortaleza o debilidad del personal disponible por las delegaciones de los países que ocupan el rol afecta directamente la capacidad de lograr consensos en el grupo.

Sin embargo, al revisar las siete resoluciones propuestas por el G77+China que fueron adoptadas por votación en el 77 período de sesiones de la AGNU, vemos que en tres de ellas el voto de todos los miembros del grupo fue positivo, mientras que en las otras cuatro hubo escasos votos negativos de estos, emitidos por países que suelen seguir el voto de los Estados Unidos: Nauru, Islas Marshall y Micronesia. Esto demuestra que el grupo ha sido efectivo en establecer una pauta de votación.

Esa efectividad no es la misma cuando se trata de proyectos de resolución impulsados por solo algunos miembros del grupo, en vez del G77+China como conjunto. En dichas ocasiones se produce una dispersión de votos afirmativos, negativos y en abstención.

La combinación de estos elementos nos muestra que cuando se alcanzan acuerdos dentro del G77+China, estos gozan de un seguimiento muy alto, por lo que lograr que una propuesta ante la ONU sea apoyada por el grupo como tal implica, dado el número de sus miembros, su adopción por la Asamblea General de las Naciones Unidas.

¿Logrará el G77+China conformar una propuesta de grupo sobre los temas en debate dentro del proceso que nos conduce hacia la Cumbre del Futuro de 2024? Por lo explicado, es difícil conocer las discusiones que están teniendo lugar al interior del grupo, pero algunos elementos nos dan indicios:

Lo que resulta claro, es que ninguna reforma tiene posibilidades de éxito si no se presta debida atención a las posiciones, dinámicas y reclamos del G77+China.

Share This