
Margarita Vaca
Cepei
m.vaca@cepei.org
08 de marzo de 2021
En el marco de la celebración del Día Internacional de la Mujer, resaltamos la necesidad de contar con datos de género oportunos que reflejen la realidad de los países y de sus habitantes, para tomar decisiones orientadas a cerrar brechas de información y de desigualdad. Ante la crisis sanitaria, los datos han permitido monitorear el progreso de la epidemia, identificar puntos críticos que requieran recursos, priorizar las poblaciones más vulnerables y construir líneas de base para generar estrategias de mejora en las operaciones y mitigar la pandemia.
El COVID-19 pone de manifiesto el rol de género, específicamente en el accionar de las mujeres en todas las dimensiones de la sociedad, pero también en su alto nivel de exposición hacia el virus. En la lucha contra la pandemia, las mujeres representan el 67% de los profesionales de la salud en todo el mundo. No obstante, existe una brecha salarial de género promedio de aproximadamente 28% en la fuerza laboral de salud (OMS, 2019).
Asimismo, las mujeres realizan el 76,2% del trabajo de cuidado no remunerado, es decir 3,2 veces más que los hombres (OIT, 2018a). Este trabajo no remunerado ha incrementado con el cierre obligatorio de guarderías y colegios que ha trasladado la educación del colegio a la casa. La consecuencia resulta imponiendo una mayor responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos, siendo esta una responsabilidad que suele recaer en las mujeres.
Por otro lado, con respecto al trabajo remunerado, el empleo informal es la fuente de mayor ingreso para el 58,1% de las mujeres (OIT, 2018b).
Es claro que el bienestar individual no solo depende de los ingresos, sino también del desarrollo de capacidades y la libertad de elección de cada persona, entre ellas en cómo se ocupa el tiempo. Por ello, las encuestas sobre el uso del tiempo se convierten en una herramienta fundamental para promover la igualdad de género, al brindar información sobre cuántos minutos u horas destinan al trabajo remunerado, no remunerado, el ocio y el autocuidado por sexo.
Infortunadamente, en América Latina y el Caribe se ha comprobado que las mujeres destinan más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado. Esto puede impactar en la autonomía económica de las mujeres, al limitar su participación en el mercado laboral y reducir su acceso a la seguridad social (CEPAL, 2019).
Estas condiciones pueden empeorar ante la exposición a la violencia familiar, la cual se exacerba debido a preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y la estabilidad económica. Alrededor de 243 millones de mujeres y niñas (entre 15 y 49 años) en el mundo han sido víctimas de violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental (ONU Mujeres, 2020).
Lo anterior constituye un ejemplo de la importancia del análisis de datos de género [1] en medio de la pandemia. Las nuevas dinámicas sociales, en que las mujeres están tomando un papel protagónico, demandan no solo la desagregación de datos por sexo y edad, sino, además, el análisis de la interacción entre género, sexualidad, raza, estatus socioeconómico y otras categorías de diferencia social (interseccionalidad) que, si bien contienen relaciones complejas entre sí, permiten tener un análisis más detallado e identificar niveles de igualdad de género [2] desde las tareas del hogar hasta la participación en el mercado laboral.
En el campo de la salud, contar con datos de género desagregados brinda insumos para responder preguntas como: ¿por qué los hombres tienen una mayor posibilidad de morir a causa del COVID-19? En un informe de la Organización Mundial de la Salud que analizó más de 74.000 casos, el 60% de los pacientes con COVID-19 que murieron eran hombres.
Aunque es clara la necesidad de datos de género desagregados, es pertinente mencionar que en algunos casos, los datos tienden a no ser neutrales, dado que están sujetos a un contexto cultural-político específico que responde a los intereses y prioridades de ciertos actores (ver Datos del COVID-19: ¿neutrales en cuanto a género?). De tal forma, la objetividad y desagregación de estos pierde valor, impidiendo la correcta interpretación del estado actual de la pandemia o produciendo análisis parciales que dificultan la formulación de políticas en el corto y mediano plazo.
Todos los actores, desde gobierno hasta la misma comunidad, deben aunar esfuerzos para fortalecer sus capacidades en la producción y análisis de datos de género desagregados que den respuesta tanto a la actual crisis como a la pos-pandemia en todas las áreas, comenzando por la investigación científica y médica, la interoperabilidad de sistemas entre instituciones y la creación de aplicaciones que promuevan la recolección de datos generados por la ciudadanía que complementen las estadísticas oficiales de cada país.

Documentos y páginas web de referencia
COVID-19 en la vida de las mujeres – Razones para reconocer los impactos diferenciados por Organización de Estados Americanos – Comisión Interamericana de Mujeres | OEA – CIM (2020)
COVID-19: Las naciones del G7 deben hacer efectiva la igualdad de género para que el futuro de las mujeres en el trabajo sea mejor | Organización Internacional del Trabajo (2020)
COVID-19: Brechas de género en el mercado laboral | Universidad Javeriana, Género y Economía y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (2020)
Observatorio COVID-19 en América Latina y el Caribe – Medidas para mitigar el impacto del COVID- 19 – Sección Género | Comisión Económica para América Latina y el Caribe – CEPAL (2020)
[1] Metodología sistemática para examinar las diferencias entre mujeres y hombres, niñas y niños. Estas diferencias incluyen roles de género, niveles de poder y oportunidades.
[2] Se presentan cuando las mujeres y los hombres pueden desarrollar su potencial con igualdad de oportunidades y derechos. También implica que las mujeres y los hombres pueden beneficiarse equitativamente de los recursos y las políticas.
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