Crecimiento poblacional: los grandes retos de las ciudades

octubre 31, 2020

Margarita Vaca
Cepei 

m.vaca@cepei.org 

31 de octubre de 2020 


Las ciudades son sinónimo de crecimiento económico, empleo, movilización social, avances tecnológicos e innovaciones, entre otros factores positivos que se ven reflejados en que más del 80% del producto interno bruto mundial se genera en las ciudades (Banco Mundial, 2020). Sin embargo, también son el reflejo de externalidades negativas producto de la acelerada urbanización como la desigualdad, la pobreza, el desarrollo sectorizado, entre otros, que, a su vez, se transforman en exclusión social, inseguridad, contaminación (70% de las emisiones mundiales de carbono se producen en las ciudades) y limitantes para algunos grupos poblacionales, lo cual implica retos significativos para la agenda urbana a fin de lograr ciudades más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles en línea con las metas trazadas en el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11.

En 2019, más de la mitad de la población mundial vivía en ciudades (55,7%), es decir 4.274 millones de personas (Banco Mundial, 2019). Para 2030, se proyecta que este porcentaje aumente al 60%. En 2018, la mayoría de la población (26,5%) vivía en ciudades con menos de 500.000 habitantes y se proyecta que en 2030 una de cada tres personas viva en ciudades de estas características. Por otra parte, se estima que las “megaciudades”, una ciudad con más de 10 millones de habitantes, aumenten de 33 a 43 (2018 a 2030). En 2018, la población en estas ciudades era igual al 6,9% de la población mundial (Naciones Unidas, 2018).

Sin duda, el anterior panorama expone desafíos en la planificación y ordenamiento territorial de las ciudades para garantizar que todos sus habitantes tengan acceso equitativo a los bienes básicos de la ciudad, en particular, vivienda, equipamientos y servicios urbanos, transporte y espacios públicos, al aumentar el compromiso ambiental de todos los actores y disminuir el riesgo de procesos de segregación espacial bien sea por ingresos, etnia, creencias religiosas u otros. 

Vivienda adecuada: un derecho fundamental

Foto: Tim Mossholder en Unplash

En 2018, el 23,5% de la población vivía en barrios marginales o asentamientos informales, siendo Asia Oriental y sudoriental (370 millones), África subsahariana (238 millones) y Asia central y meridional (227 millones) las regiones con mayor población en esta situación (UNstats, s.f.). En adición, la expansión del consumo de suelo urbano supera el crecimiento de la población hasta en un 50% (Banco Mundial, 2020). La rápida urbanización plantea debates entre la expansión del uso del suelo y la sostenibilidad de los territorios al ejercer presión no solo en la distribución espacial de las personas, sino, además, en el suministro de recursos (agua dulce), servicios como la salud pública, el tratamiento de aguas residuales y recolección de desechos, entre otros. Según el Banco Mundial (2020), las ciudades consumen dos tercios de la energía mundial y producen 70% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Equipamientos y servicios urbanos: distribución social de los bienes

Foto: Olumide Bamgbelu en Unplash

Los servicios urbanos “constituyen una mediación entre sus dimensiones territoriales y sociales” (CEPAL, 2000). Permiten distribuir las condiciones mínimas para desarrollar las actividades urbanas y satisfacer necesidades colectivas de la ciudadanía por medio de acciones estatales. Entre los servicios urbanos se encuentran la seguridad ciudadana, infraestructura vial, servicios funerarios, servicios de la administración pública, servicios de públicos, recolección de residuos, entre otros.

En conjunto, las ciudades del mundo producen entre 7.000 y 10.000 millones de toneladas de residuos por año. A nivel local, los municipios de los países de renta baja destinan cerca del 20% de su presupuesto en la gestión de estos residuos y 3% a saneamiento. Sin embargo, la recolección de residuos sólidos solo tiene una cobertura de la mitad de la población y el 16% de la población urbana carece de acceso a servicios básicos de saneamiento (ONU-Hábitat). 

La falta de gestión adecuada de los residuos tiene diferentes efectos negativos tanto en la salud como en el medio ambiente. “A nivel mundial, un tercio de los residuos sólidos se arrojan al aire libre y sólo se recupera la quinta parte de ellos para reciclaje y compostaje, además de que el 80% de las aguas residuales se descargan en los ríos” (ONU-Hábitat).

Transporte y accesibilidad: un conector social

Foto: Pat Whelen en Unplash

La movilidad es un factor esencial en las ciudades. Por ello, los sistemas de transporte adecuados se convierten en un instrumento de crecimiento económico, inclusión social y competitividad al actuar como enlace entre las personas y los servicios de salud, la educación y el mercado laboral. Millones de personas se movilizan cada día a través del transporte público y privado, enfrentando congestiones vehiculares y la contaminación ambiental que puede llegar a generar el transporte tradicional. De acuerdo con el Banco Mundial (2014), el sector del transporte genera, por lo menos, el 20,4% de las emisiones de CO2.

Por otra parte, los sistemas de transporte también pueden ser considerados como símbolo de independencia, en especial, para aquellas personas en situación de discapacidad, la cual se enfrenta a barreras arquitectónicas y urbanísticas que dificultan su integración en el mercado laboral. En el mundo, uno de cada ocho adultos vive con una discapacidad, en América Latina y el Caribe alrededor del 13% de la población tiene alguna condición de discapacidad (BID, 2019).

Espacios públicos: más allá de los edificios

Foto: Alexander Londono en Unplash

Los espacios públicos urbanos son lugares de interacción social y recreación, así como medios de subsistencia para muchas personas. Por lo cual su gestión e inversión enfocada en las personas debe ser una prioridad para transformar la calidad de vida de las personas. Según el informe La riqueza oculta de las ciudades: Creación, financiamiento y gestión de los espacios públicos, en el mundo, alrededor de un tercio de la superficie de una ciudad está ocupado por espacio públicos. 

Los espacios públicos pueden dividirse en tres grandes tipos: calles y accesos peatonales; espacios abiertos y verdes (parques, plazas, cuerpos de agua y frentes de agua), e instalaciones públicas (bibliotecas, centros comunitarios y mercados municipales) (ONU-Habitat, 2015). Respecto a las calles y accesos peatonales, la proporción de la venta ambulante como porcentaje del empleo total puede variar de alrededor del 5 por ciento en muchas ciudades al 20 por ciento en algunas ciudades (ONU-Habitat, 2013). 

Por otra parte, los espacios abiertos y verdes no solo cumplen una función paisajística, sino, además, permiten optimizar la calidad del aire, ser un espacio de convivencia y actividad física. La inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo), siendo una de las principales causas la poca transitabilidad y la falta de acceso a las áreas recreativas (OMS, s.f.).


Consideraciones finales

Las ciudades juegan un rol trascendental en el crecimiento económico y desarrollo humano de un país. Por lo cual, una gran cantidad de Estados ha trabajado en la elaboración de planes nacionales urbanos que respondan a los múltiples desafíos que enfrentan los territorios, incluyendo los procesos migratorios, no abarcados en este texto, y creen una hoja de ruta para implementar estrategias que aseguren las mismas condiciones y oportunidades a todos los ciudadanos. 

Asimismo, tantos las autoridades competentes como los ciudadanos deben propiciar espacios de diálogo donde se evidencie no solo la formulación de políticas públicas, sino, además, el compromisos ciudadano y la presencia continua del Estado a fin de evitar la expansión de territorios segregados, la reducción de espacios verdes y el daño ambiental; proveer los servicios urbanos necesarios para la inclusión social y laboral, en especial, en los barrios más alejados, y la eliminación de estereotipos sectorizados o por grupos poblacionales. Y de tal forma, crear espacios seguros, resilientes y sostenibles en línea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 (ODS 11).

La gestión adecuada y oportuna de las ciudades permiten crear un marco de acción robusto que asegure el cumplimiento del ODS 11 al trabajarde manera simultánea en diferentes frentes, desde vivienda dignidad y servicios urbanos accesibles, hasta la promoción de espacios abiertos y verdes, la protección del medio ambiente a la par del desarrollo económico de las áreas urbanas, la movilidad, la seguridad y el resguardo del patrimonio cultural, entre otros, sin ningún tipo de discriminación. Y por consiguiente, se fomente el pleno alcance del Derecho a la ciudad.

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