
Javier Surasky
Cepei
j.surasky@cepei.org
27 de marzo de 2020
En dos entradas de blog anteriores (Blog 3 y Blog 5) nos hemos referido al trabajo que realiza la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación, órgano creado de forma conjunta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial que inició sus tareas en 2018 con la misión de monitorear, rendir cuentas y contribuir al fortalecimiento de la preparación global para enfrentar crisis sanitarias.
Encabezados por la ex Primera Ministro de Noruega y exdirectora General de la OMS, Gro Harlem Brundtland, y por Elhadj As Sy, exsecretario General de la Federación Internacional de sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, los 13 miembros de la junta son de Estados Unidos, el Reino Unido, UNICEF, China, Ruanda, Países Bajos, Ginebra, Rusia, Japón, Chile y la India, y vienen de sectores de la política nacional, el sistema de las Naciones Unidas, las fundaciones filantrópicas, la sociedad civil y la academia. Una verdadera alianza multiactores de expertos.
Desde el inicio del brote del COVID-19 en Wuhan hasta la fecha en que se escribe este texto, la Junta ha publicado dos comunicaciones que reflejan sus posiciones:
La primera de ellas tiene fecha del 30 de enero. En esta, tras verificar la gravedad de la situación inicial, se recomienda adoptar seis acciones urgentes:
1) Garantizar que todos los actores involucrados compartan de forma abierta y urgente toda información relevante sobre el brote.
2) Todos los países y gobiernos locales, incluidos los que aún no fueron afectados, deben inmediatamente dedicar recursos a desarrollar sus capacidades básicas de preparación para prevenir, detectar, informar y responder al brote, y fortalecer sus sistemas de salud.
3) La comunidad de investigación y desarrollo pública y privada debe acelerar urgentemente el desarrollo coordinado de vacunas, métodos de diagnóstico y terapéuticos contra el coronavirus. Deben abrirse el intercambio irrestricto de muestras de coronavirus y el contenido de las producciones sobre coronavirus publicadas en las revistas científicas más relevantes.
4) Los países deben apoyar el papel central de la OMS, incluso financiando sus actividades mediante contribuciones voluntarias, brindarse cooperación y esforzarse por contrarrestar informaciones erróneas que circulen públicamente.
5) Todos los donantes, deben apoyar financieramente a los países de bajos recursos, priorizando el apoyo financiero y técnico a países de bajos y medianos ingresos en riesgo.
6) Los países, las instituciones, los medios de comunicación y la OMS deben comunicar de manera regular y proactiva información objetiva sobre el brote, cómo prepararse y prevenir la infección, involucrado a las organizaciones locales en todas las etapas de planificación e implementación de actividades de respuesta.
En la segunda comunicación, con fecha del 6 de marzo, la evolución de los hechos llevó a la Junta a solicitar un aporte financiero de al menos ocho mil millones de dólares en fondos nuevos, tras los anuncios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional de aportar 12 y 50 mil millones respectivamente, la brecha financiera seguía abierta y sus elementos más críticos eran:
⚪ USD 250 millones para fortalecer necesidades insatisfechas de vigilancia y control a nivel regional.
⚪ USD 2 mil millones para el desarrollo de vacunas.
⚪ USD 1 mil millones para la fabricación y entrega de vacunas distribuidas.
⚪ USD 1.5 mil millones para investigación y desarrollo de tratamientos.
⚪ USD 500 millones para el desarrollo de metodologías de diagnóstico.
⚪ USD 1 mil millones para la fabricación y entrega de tratamientos y diagnósticos.
⚪ USD 750 millones para almacenar vacunas y equipos de protección esenciales como guantes y máscaras.
Una nota de prensa que daba a conocer los elementos centrales de la segunda comunicación fue presentada el 9 de marzo.
¿Cuál ha sido la respuesta? Aquí puedes conocerla. La buena noticia es que el dinero efectivamente desembolsado por donantes supera al comprometido, algo que no es habitual de ver. La mala noticia es que estamos lejos del monto requerido por la Junta. Al día de la fecha se registran aportes por algo más de 162 millones de dólares.
Los principales Estados aportantes son: Japón (USD 47.500 millones), Alemania (USD 27.000 millones) y China (USD 20.000 millones). Entre los actores no estatales destacan el Central Emergency Response Fund (USD 10.000 millones) y la Fundación Bill y Melinda Gates (USD 9.500 millones).
En este sitio web puedes consultar la lista completa de donantes y sus aportes, y otras contribuciones no financieras, tales como el envío de personal médico de un país a otro o aportes en material sanitario.
Es necesario que el número y el monto de los aportes siga creciendo, y la velocidad a la que eso ocurra es tan esencial como el volumen del monto: el tiempo no es dinero, pero en este caso es posibilidad de apoyar los urgentes esfuerzos en marcha allí donde el COVID-19 ya se ha hecho presente. Es también la posibilidad de asistir a tiempo a comunidades y personas para las que luego puede ser demasiado tarde. No todos estamos en condiciones de aportar los recursos necesarios, pero sí podemos estar atentos a lo que hacen nuestros gobiernos y hacerles conocer nuestras reacciones frente a sus decisiones.

“Estados Unidos de América representa aproximadamente el 85% de los casos y el 84% de las muertes en la región. Los 50 estados, el Distrito de Colombia, Puerto Rico, Guam y las Islas Vírgenes de Estados Unidos han informado casos confirmados de COVID-19 con niveles variables de transmisión comunitaria (definidos o generalizados) en todos los estados/territorios/áreas de Estados Unidos, excepto en 11”.
Organización Panamericana de la Salud, 25 de marzo de 2020
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