COVID-19 | Apuntes para rediseñar el orden global: educación de calidad (ODS 4)

junio 11, 2020

Javier Surasky
Cepei
j.surasky@cepei.org

11 de junio de 2020 


La consideración de la educación en las políticas de desarrollo tiene un largo recorrido: el Primer Decenio de las Naciones Unidas para el Desarrollo (1961-1970), adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), mediante resolución 1710 (XVI), llamaba a tomar medidas para suprimir el analfabetismo. El Segundo Decenio (1971-1980), adoptado por resolución 2626 (XXV) indicaba que “Se debe poner especial empeño en que asistan a la escuela primaria todos los niños en edad para ello, se mejore la calidad de la educación en todos los niveles, se reduzca sustancialmente el analfabetismo”. La consideración de la educación como herramienta para el desarrollo está presente en el tercer y cuarto decenios, en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).  El cuarto de estos expresa el compromiso de los países de “garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”.

Si las capacidades de la educación para producir los cambios que se requieren están sobrevaloradas, en parte, porque las escuelas son espacios de reproducción social y es poco probable que una sociedad organizada en torno a pautas culturales y sociales quiera aplicar programas educativos conducentes a su cambio radical, es indudable, sin embargo, que una educación de calidad es valiosa en sí misma y concreta un derecho humano adoptado por la sociedad internacional.

La referencia a la calidad de la educación es especialmente importante ahora: el ODS 4 es el primero, de los decenios y  estrategias para el desarrollo internacional de las Naciones Unidas, que menciona la educación de manera explícita, lo que implica dos desafíos: 1) pasar del conteo de años de escolaridad a incorporar variables de calidad de la educación brindada/recibida; 2) incorporar mediciones cualitativas al seguimiento del objetivo.

De acuerdo con el Segundo informe anual sobre el progreso y los desafíos regionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe elaborado por la Cepal en 2018, en la región solo se realizaba el seguimiento del 29% de los indicadores del ODS 4. El indicador 4.7.1, sobre el grado en que la educación para la ciudadanía mundial y la educación para el desarrollo sostenible, incluida la igualdad de género y los derechos humanos, se incorporan en todos los niveles de las políticas nacionales de educación, los planes de estudio, la formación del profesorado y la evaluación de los estudiantes, apenas tenía seguimiento por el 4% de los países. Solo dos indicadores cuantitativos (el 4.2.2 y 4.c.1) tenían seguimiento en más del 25% de los países, y en ningún caso en más del 33%.

Según informa el Secretario General, en 2018 la tasa de finalización de la escuela primaria rondaba el 84% en 2018. La tendencia señalaba que esa cifra aumentaría hasta el 89% en 2030. Sin embargo, esto significaba que antes del impacto de la actual pandemia, 258 millones de niños, niñas y adolescentes no estaban escolarizados. A ello debe sumarse que, como lo muestra la UNESCO, en educación básica estamos dejando a muchos y muchas atrás:

🔸 Existe paridad en terminalidad de la educación primaria entre los quintiles más ricos y más pobres de la población en el 25% de los países (el número se reduce al 1% si se trata de educación secundaria superior).

🔸 Las desigualdades de género persisten en casi todas las regiones del mundo (a excepción de América Latina y el Caribe, Norteamérica y Europa).

🔸 Las desigualdades del nivel de ingreso nacional impactan fuertemente, con tasas de niños y niñas fuera de la escuela primaria que van del 18,5% en los países de bajos ingresos al 1,7% en los de ingresos altos.

Los impactos del COVID-19 se presentan sobre esa realidad de desigualdades acumuladas e insuficiencia de datos. Su primer efecto ha sido el cierre de las escuelas en todo el mundo, forzando a docentes no preparados y sin garantía de acceso a tecnologías a dictar sus clases de forma virtual: sobre los datos disponibles para 129 países antes del inicio de la pandemia, se calcula que el porcentaje de maestros y maestras recibiendo formación pedagógica básica es del 85%, un número que no ha variado desde 2015.

Tampoco los estudiantes tienen garantizado su acceso a las tecnologías y conectividad que les permita tomar clases virtuales, una carencia especialmente extendida en los países con menores recursos económicos. Tomando como referencia a los países de América Latina y el Caribe para los que existen datos oficiales podemos construir la siguiente gráfica, que señala cómo las desigualdades de acceso a tecnologías de la comunicación agravan la situación de desigualdad educativa en el contexto vigente:

La interrupción del proceso escolar tendrá impactos cruzados con muchos otros ODS: 

  • Según la FAO, a nivel mundial han dejado de recibir sus comidas escolares 352 millones de niños y niñas en 172 países, lo que afectará los ya elevados niveles de malnutrición infantil (ver nuestro blog sobre el ODS 2). UNICEF estimaba en marzo de 2020 que más del 95% de los niños y niñas en América Latina y el Caribe estaban en casa con sus escuelas cerradas.
  • Según la ITU, la brecha tecnológica se encuentra creciendo en los países en desarrollo, por lo que la situación actual de formación virtual afecta especialmente a niñas y jóvenes, implicando al ODS 5.
  • La desigualdad en el costo de acceso a paquetes de banda ancha identificada en la gráfica atenta contra la reducción de las inequidades y afecta la innovación, con resultados en los ODS 1, 8 y 9.

Como pocos, este objetivo muestra que las respuestas urgentes a la pandemia tienen una enorme potencialidad de afectar el desarrollo sostenible a largo plazo. Son necesarias decisiones para el cuidado de la vida, que a la vez den lugar a una agenda post COVID-19 de mediano y largo plazo que recupere los compromisos y objetivos acordados en la Agenda 2030 y otros acuerdos internacionales sobre desarrollo sostenible, y actúe fuertemente para evitar la cristalización de sus resultados.


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Se reportaron 67,425 casos adicionales y 2,436 muertes en las últimas 24 horas, lo que representa un aumento relativo del 2% en los casos y un aumento relativo del 1% en las muertes, en comparación con el día anterior.

Organización Panamericana de la Salud, 22 de junio de 2020

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